Tula no es sólo galletas de jengibre y samovares (aunque un guía personal seguramente le informará sobre ellos y las antiguas tradiciones de la ciudad), sino también monumentos únicos del pasado. Durante las visitas turísticas, los turistas admiran invariablemente las catedrales del Kremlin de Tula y la Catedral de Todos los Santos, la exposición del museo de armas y la necrópolis de Demidov. Hay algo que ver al lado de Tula: basta con recordar el campo Kulikovo, Yasnaya Polyana y la finca Polenovo.
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