La capital rumana era comparada con París en el siglo XIX, tanto por su abundancia de bellos edificios como por su atmósfera romántica. Hoy en día, los turistas que vienen con excursiones de observación a la Ciudad Vieja quedan cautivados para siempre por sus majestuosos palacios y calles adoquinadas. Confíe en un guía experimentado de habla inglesa para que le muestre el Palacio Real Cotroceni y el Palacio del Parlamento, camine por los senderos del jardín botánico y el parque Cismigiu y le presente la rica exposición del museo de arte. Durante un recorrido a pie por la capital de Rumania, es imposible perderse el Palatul Cantacuzino, el Ateneo Rumano, la Catedral, otras iglesias, así como restaurantes y discotecas (de estos últimos, Excurzilla recomienda El Dictador, conocido por sus interiores inusuales).