A pesar de su larga historia, la hermosa Ratisbona solía ser la fortaleza romana, la residencia del obispo y la ciudad imperial libre, por lo que no podemos quejarnos de la falta de monumentos: hay más de 1.500. Asegúrese de reservar un recorrido turístico por la parte antigua de la ciudad con un guía de habla inglesa para ver la Catedral de Ratisbona, el Puente de Piedra medieval, las basílicas de los siglos XI y XII, el ayuntamiento y otras obras maestras arquitectónicas.
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